jueves, 10 de mayo de 2007

Aires de apertura en Cuba?

Con el estreno de Fresa y Chocolate a estas alturas en la TV Cubana, algunas personas en este mundo, podrán enterarse hasta donde ha llegado la censura en Cuba. "Fresa y Chocolate", "Alicia en el pueblo de Maravillas", "Suite Habana" son películas que nunca fueron del agrado de Fidel Castro y el Comité Central del Partido Comunista, mucho menos "Guantamera". Al menos es importante que todo eso se conozca y es en definitiva, una de las razones de peso por lo cual no se trasmitían en la TV Cubana.

Por supuesto, ese reflejo de la prensa internacional, se debe al reciente debate no concluido en torno al llamado "Quinquenio Gris", pero puede ser un tanto irresponsable creer que por estas noticias: ¡AHORA SI VAMOS A CONSTRUIR LA APERTURA EN CUBA!

Este tipo de cosas, a las que mi amigo Enrique Colina llama: "Medidas de rectificación justas e inteligentes" de parte del estado, no es nada nuevo y me temo que tengan el mismo efecto que en otras épocas. Ya es conocido que la oficialidad a veces, abre algunas válvulas para que la olla no estalle y entonces los artistas nos conformamos con ese supuesto "ambiente de apertura" que se genera a partir de la publicación de algún libro vetado, una exposición irreverente o el estreno de películas, que si bien no fueron programadas por la televisión durante largos años, todo el mundo en Cuba las ha visto y algunas de ellas gozan de amplio reconocimiento internacional.

Reconozco que algunos artistas han comenzado a perder el miedo a decir las cosas y hasta con nombre y apellido, pero también debemos reflexionar que los cubanos de a pie, nuestros vecinos, el bodeguero, el que vende el periódico, el guaguero, el taxista, los viejos retirados en las colas, los que no son cineastas, poetas, ni pintores, la gente que en definitiva aplaude nuestras obras y gracias a ellos, somos en parte lo que somos, son cubanos que necesitan una apertura mayor.

1) Que no tengan que pedir permiso para salir y entrar a su país. Ese permiso vergonzoso, que nosotros los artistas deberíamos pelear, denunciar o decir en voz alta para que fuese abolido!!!! De la misma forma que debiera ser abolido el Permiso de Residencia en el Exterior. Algo inmoral, corrupto y que beneficia a los que más tienen.

2) Que todo cubano tenga el derecho y la libertad económica de invertir en su propio país en beneficio de la nación y no el estado sea el único beneficiario, decidiendo quien invierte sin tomar en cuenta a sus ciudadanos, los que por ley natural, tendrían todas las prioridades. Es algo que los artistas, si tenemos conciencia de nuestro papel en la sociedad, estamos en el deber de decirlo en voz alta para que se escuche y también pelear para nuestra gente y para nosotros mismos.

3) Que el Estado no usurpe los bienes de sus ciudadanos como si se tratase de un asalto de corsarios porque estos decidan emigrar a otro país. Es algo que nosotros los artistas no podemos seguir callando.

Solo he mencionado 3 entre las miles de cosas esenciales que habría que cambiar en Cuba y que por muy difícil que sean, no podemos seguir haciendo a un lado y saltar de alegría porque una noche cualquiera, luego de no se cuantas ediciones de la "Mesa Redonda" y de injusticias diarias, se estrene "Fresa y Chocolate" en la TV cubana.

El pensar que por la salida al aire de una lista de películas conocidas, las cosas por fin han comenzado a cambiar, es muestra de un conformismo más y un autoengaño más.

Me da temor, que en medio de esta válvula abierta a medias, los artistas sigamos olvidando a los otros cubanos necesitados de aperturas elementales y mucho más urgentes. No puedo conformarme por el hecho que una película mía se publique en Cuba, olvidarme de todos los demás, incluso llegar a agradecer a la oficialidad por esa rendija abierta.

Jorge Dalton
Cineasta



Lunes 07 de mayo de 2007
Es una "medida de rectificación oficial justa e inteligente": cineasta Enrique Colina
Estrenan en la televisión cubana el filme Fresa y chocolate, a 14 años de realizada
Directores lo interpretan como la reacción a un debate intelectual sobre la censura en los 70
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La Habana, 6 de mayo. La célebre cinta Fresa y chocolate se estrenó en la televisión cubana este sábado, 14 años después de su realización, en lo que cineastas advierten como reacción oficial a un debate entre intelectuales, que al estallar en enero pasado enfocó inicialmente la censura en los años 70.
La obra del desaparecido Tomás Gutiérrez Alea (1928-1996) y de Juan Carlos Tabío pasó en horario estelar, en el mismo espacio que lo hicieron en marzo Páginas del diario de Mauricio (2006) y Suite Habana (2003), dos películas cubanas recientes que estaban excluidas de la pantalla chica.
La exhibición de Fresa y chocolate demostró que "el silencio de la televisión en estos años ha sido inútil" y es un "corolario" de la discusión, dijo Tabío a La Jornada. En viaje de trabajo en Europa, el cineasta Enrique Colina comentó a este diario, por correo electrónico, que "es una medida de rectificación oficial, justa e inteligente, que contribuirá a defender y preservar los valores humanistas que siempre han animado lo mejor del proceso revolucionario cubano".
El más reciente número del bimensuario cultural La gaceta de Cuba publicó un artículo sobre la película y su entorno histórico, escrito en 1993 por el Premio Nacional de Literatura Reynaldo González.
El autor explicó que su texto fue rechazado en ese momento por las revistas culturales cubanas, entre ellas La gaceta, que ahora agradeció al escritor "la posibilidad de enmendar aquel error". La revista de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) dijo que el debate actual muestra que la censura de hace tres décadas es "un pasado cuyas laceraciones aún necesitan ser conocidas, estudiadas, porque algo de ellas permanece vivo y gravitando sobre las personas y las obras de nuestra cultura".
Con éxito local de taquilla y resonancia y premios internacionales, Fresa y chocolate, basada en el cuento El lobo, el bosque y el hombre nuevo, de Senel Paz, es un recio alegato en favor del respeto a la discrepancia, basado en el choque de visiones de un artista homosexual y un militante comunista.
La cinta se conecta con el actual debate, el cual empezó impugnando la represión homofóbica de los 70. Luego la polémica tocó, entre otros puntos, la censura en la televisión de películas cubanas que han tratado con sentido crítico la situación del país en los últimos 20 años.
A través del correo electrónico, el debate tuvo un primer tramo, en el cual Tabío recordó la protesta de intelectuales contra la decisión oficial de 1990 de desaparecer el Instituto Cubano de Artes e Industrias Cinematográficos (ICAIC) para convertirlo en un departamento del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT).
Tras la impugnación, "el ICAIC sigue existiendo y sigue haciendo películas que siguen prohibiéndose en la televisión cubana", añadió el realizador en un texto en enero.
La discusión se trasladó después a tres reuniones a puerta cerrada y continuará con una más, la semana próxima. Según asistentes a esas sesiones, al menos una vez se abordó ahí la proscripción del nuevo cine cubano en la televisión, un caso que, de acuerdo con las mismas fuentes, ya se había tocado años atrás, sin resultados, en asambleas de la UNEAC.
En la primera fase del debate, Colina citó las películas cubanas que no han llegado a la televisión, entre las cuales aún están Techo de vidrio (Sergio Giral, 1982); Alicia en el pueblo de Maravillas (1990, Daniel Díaz Torres); Adorables mentiras (1991) y Perfecto amor equivocado (2003) de Gerardo Chijona; El elefante y la bicicleta (1994) y Lista de espera (1999), de Tabío; Guantanamera (1995, Tabío y Gutiérrez Alea); Madagascar (1994) y La vida es silbar (1998), de Fernando Pérez; Pon tu pensamiento en mí (1995) y Amor vertical (1997), de Arturo Sotto; La ola (Enrique Alvarez, 1995); Miel para Ochún (2001) y Barrio Cuba (2005), de Humberto Solás; Nada (2001, Juan Carlos Cremata) y Entre ciclones (2003, Colina).
"Sólo espero que sea esta la primera ficha que sirva para mover el dominó, cerrado hace ya demasiado tiempo en los medios, para que, mas allá de la difusión de un cine nacional crítico y alerta, sirva para que no nos quedemos con el doble nueve de otras censuras en las manos. Hay que seguir descongelando tabúes y miedos con el ánimo de reconocer lo que haya que cambiar", dijo Colina, en el mensaje enviado hoy a La Jornada.
"La censura de ideas es la más flagrante negación de la salud moral de cualquier sistema y, su aplicación excluyente, la expresión más contundente e irrefutable de su incapacidad para movilizar, a través del debate y la persuasión, la opinión pública en favor de sus principios y valores. Nunca pude ni podré entender que para defender a la revolución cubana hubiera que censurar en los medios, por cualquier motivo que fuera y en cualquier circunstancia, ningún filme, documental o noticiero nacionales, en los que se expresaran opiniones y criterios diferentes a un único punto de vista oficial".
"Cabía, por lo tanto", agregó Colina, "preguntarse hasta cuándo podía tolerarse que un recelo burocrático, animado de una arrogante presunción de ortodoxia revolucionaria, no exenta en algunos casos de la ignorancia y la mezquindad típicas que alimentan conductas oportunistas, intentara coartar y romper el estrecho vínculo cultural que une nuestro cine a su pueblo".